En los últimos 4 o 5 años, he sentido que cursé un máster intensivo en caos, complejidad e incertidumbre. No fue una formación académica. Fue una experiencia viva, real y profundamente transformadora.
Y como suele pasar con los aprendizajes más importantes, vino acompañada de desafíos profesionales y personales que me invitaron a cuestionarlo todo.
Hoy quiero compartir algunos de los hallazgos que me dejó este proceso, por si pueden ser útiles para otros líderes que también se enfrentan al caos, dentro o fuera de sus organizaciones.
El caos como espejo
Por algún tiempo, pensé que el caos era un obstáculo que debía superar lo más rápido posible.
Una anomalía en el sistema. Algo incómodo que debía corregirse. Pero con el tiempo descubrí que el caos también es un maestro.
El caos incomoda, sí. Pero también ilumina. Nos obliga a detenernos y a observar. Nos confronta con nuestras expectativas, con nuestras creencias más arraigadas, con nuestras urgencias más profundas.
El liderazgo bajo presión
Soy una persona de altas expectativas. Siempre he creído que, si tengo la capacidad de operar en nivel 10, no hay razón para quedarme en el 8. Pero también he aprendido que no todo se trata de escalar. A veces, el camino no está hacia arriba, sino hacia adentro.
Cuando el caos aparece, muchas veces es porque algo necesita ser replanteado. Y eso requiere más que respuestas rápidas: requiere consciencia, pausa, y la capacidad de revisar nuestras proporciones. ¿Estoy magnificando este problema? ¿Estoy minimizando una emoción importante?
¿Estoy forzando la búsqueda de claridad con prisa?
La tentación de la claridad a cualquier precio
Todos queremos volver a la claridad lo antes posible. Pero si lo hacemos demasiado rápido, sin revisar lo que hay debajo del ruido, es probable que dejemos atrás una oportunidad crucial: la de crecer desde adentro.
Una invitación a los líderes
He acompañado a líderes en procesos de cambio que, en contextos de caos y complejidad, me han enseñado a mantener mi templanza y la postura de observar antes que accionar. Y estoy convencida de que el caos no es el fin del camino, sino una fase necesaria del desarrollo y para visualizar nuevos caminos. Es una oportunidad para revisar creencias, redirigir prioridades y ampliar nuestra comprensión del éxito.
Si te encuentras en un momento de caos, no corras hacia la claridad sin antes detenerte a escuchar lo que ese caos quiere mostrarte. Puede que ahí, justo en el desorden, esté la clave del siguiente nivel de tu liderazgo.
AUTOR: María Luisa Velasco